- ¿Quién eres? - Ángel. - ¿Cómo llegaste aquí? - No cómo, sino por qué. Soy el Ángel de la Muerte. Vine por ti. - ¿Qué, ya? ¿Tan temprano? ¿¿¿Por qué??? - Pregunta estúpida. Es sólo tu momento, eso es todo. - ¡¡¡Pero no quiero!!! ¡Hay tantas cosas que aún no he hecho! - ¿Qué exactamente? - preguntó el Ángel sentándose en una silla. - ¡Se suponía que me ascenderían después del Año Nuevo! Quería comprar un apartamento, un coche nuevo, ¡quería ir a la India! ¡¡¡Tenía tantos planes!!! - Tonterías. Todos tus sueños materiales tienen poder sólo en tu mundo material. Cuando tu alma abandone tu cuerpo, te olvidarás de él para siempre. - ¡¡¡Pero no quiero morir tan pronto!!! Quizás puedas venir más tarde, ¿eh? ¿Quizás de alguna manera podamos llegar a un acuerdo con quien esté en el cielo? Yo... ¡dejaré de fumar! ¡Lo juro! - ¡No intentes negociar conmigo, hombre! - Ángel lo miró severamente.